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Errores comunes al hablar en público y cómo evitarlos con éxito

junio 29, 2025

Hablar en público es una de las habilidades más transformadoras que podés desarrollar, tanto en el ámbito personal como profesional. Ya sea que tengas que exponer una idea en el trabajo, presentar un proyecto, dar una clase, o simplemente comunicar con claridad frente a una cámara, tu capacidad de expresarte con seguridad puede marcar una gran diferencia en tu vida.

Pero si bien cada vez más personas se animan a entrenar su oratoria, lo cierto es que muchos siguen cometiendo errores que no solo restan impacto a sus presentaciones, sino que también alimentan el miedo escénico, generan frustración y provocan desconexión con la audiencia.

En este artículo vamos a explorar los errores más comunes que cometen quienes hablan en público, por qué ocurren y —lo más importante— cómo podés evitarlos de forma práctica, incluso si recién estás comenzando. Además, al final vas a encontrar una recomendación concreta para entrenarte desde casa con una guía paso a paso que puede ayudarte a mejorar desde el primer día.

Índice

El temor al juicio y el perfeccionismo paralizante

Uno de los errores más frecuentes no tiene que ver con el contenido ni con la técnica, sino con la mentalidad desde la cual se comunica. Muchas personas, antes de hablar en público, se concentran excesivamente en lo que los demás podrían pensar: “¿Y si me equivoco?”, “¿y si se ríen?”, “¿y si no les gusta?”. Esa anticipación al juicio de los demás genera ansiedad y, en consecuencia, bloquea la fluidez.

El problema no es equivocarse, sino obsesionarse con evitar el error. Cuando hablás desde el miedo al error, tu mensaje pierde naturalidad, tu cuerpo se tensiona y tu voz se apaga. Lo paradójico es que esa misma rigidez hace más probable que cometas errores.

Hablar en público no se trata de parecer perfecto. Se trata de ser auténtico. La audiencia conecta con personas reales, no con oradores robóticos. El primer paso para mejorar tu forma de comunicarte es aceptar que el error es parte del proceso, y que lo importante no es evitarlo a toda costa, sino saber recuperarte con naturalidad.

Exceso de información y falta de estructura

Un error común es intentar decirlo todo en una sola presentación. Este problema suele surgir por inseguridad: quien habla cree que si no demuestra todo lo que sabe, va a perder credibilidad. Pero el efecto es el contrario. Demasiada información confunde, abruma y cansa a quien escucha.

La clave está en la estructura. Un buen orador no solo sabe qué decir, sino cómo organizarlo para que la audiencia lo entienda, lo siga y lo recuerde.

Hablar sin una estructura clara lleva a que el mensaje se disperse, que se pierda el hilo, y que las ideas importantes pasen desapercibidas. Incluso podés hablar con entusiasmo y conocimiento, pero si tu audiencia no logra seguirte, el impacto se diluye.

Por eso, antes de hablar, es fundamental que definas con claridad tres elementos: cuál es el mensaje central, cuál es el objetivo de tu intervención, y cómo vas a organizar el contenido para lograrlo.

En el curso Oratoria desde casa – Sandra Upegui, una de las primeras enseñanzas es cómo construir presentaciones con lógica, coherencia y foco. Ideal para quienes tienden a perderse en demasiados datos y no logran transmitir con claridad.

Falta de conexión emocional con la audiencia

Otro error que suele pasar desapercibido es el de hablar únicamente desde lo racional. Muchas personas preparan presentaciones cargadas de información, hechos, cifras o argumentos lógicos, pero se olvidan de algo esencial: el componente emocional.

La comunicación efectiva no es solo transferencia de datos. Es creación de significado. Y ese significado se construye cuando el mensaje toca alguna fibra emocional en quien escucha.

Un buen orador no se limita a informar. Inspira, moviliza, despierta interés y empatía. Y para lograr eso, es necesario hablar desde la emoción. No necesariamente desde la dramatización, sino desde la humanidad, desde la autenticidad de lo que se dice y cómo se dice.

Si tu presentación es impecable en forma, pero vacía de emoción, es probable que la gente te escuche pero no te recuerde. Evitá este error conectando con lo que sentís al comunicar tu mensaje, y hacé un puente con lo que la audiencia podría sentir al escucharlo.

No considerar el lenguaje no verbal

La oratoria no es solo palabra. El cuerpo también habla. Y muchas veces, dice más que el discurso. Un error muy común, especialmente en presentaciones virtuales, es desatender el lenguaje no verbal: postura, gestos, contacto visual, uso de las manos, expresión facial.

Una postura rígida, una mirada ausente, o movimientos repetitivos pueden generar distracción, incomodidad o incluso desconfianza. En cambio, un lenguaje corporal alineado con el mensaje potencia la claridad, la empatía y la presencia del orador.

El cuerpo necesita ser entrenado tanto como la voz. Por eso, uno de los módulos del curso Oratoria desde casa está dedicado justamente a la comunicación no verbal. Aprender a habitar tu cuerpo mientras hablás no solo mejora tu presencia escénica, sino que también te ayuda a gestionar mejor el miedo y ganar seguridad.

Falta de práctica con condiciones reales

Muchos oradores se preparan repitiendo su presentación en la cabeza o frente al espejo, pero no practican en condiciones lo más cercanas posibles a la situación real. Este es un error que puede tener alto costo, porque hablar frente a una audiencia, aunque sea virtual, genera una energía completamente distinta a la del ensayo en soledad.

La práctica efectiva es aquella que simula el entorno real: usar el mismo micrófono, grabarte hablando, presentarte frente a una o dos personas, cronometrarte, ensayar con interrupciones.

La única forma de reducir el miedo a hablar en público es exponerte gradualmente. Cuanto más te familiarizás con la experiencia, menos incontrolable se vuelve. No es necesario lanzarte al escenario más grande el primer día, pero sí salir de la zona cómoda del pensamiento.

Confiar demasiado en ayudas visuales

Un error silencioso pero muy común es apoyarse en exceso en diapositivas, gráficos o textos proyectados. Las ayudas visuales están para complementar el mensaje, no para reemplazarlo. Cuando el orador se convierte en un lector de PowerPoint, el público se desconecta.

El foco debe estar en tu palabra, tu presencia y tu interacción con la audiencia. Las diapositivas pueden ser útiles, pero deben ser visuales, claras y mínimas. Si decís todo lo que está escrito, el público dejará de escucharte.

Una buena práctica es usar recursos visuales como disparadores, no como guiones. Y asegurarte de que si se apaga la pantalla, podés continuar igual.

Falta de apertura y cierre potentes

Muchas personas subestiman el poder del comienzo y el final. Arrancar una presentación con frases comunes, largas explicaciones o agradecimientos excesivos hace que se pierda la oportunidad de captar la atención. Y terminar con frases vagas o sin un llamado claro a la acción deja al público sin dirección.

Un buen inicio despierta interés. Un buen final deja huella.

En el curso Oratoria desde casa, Sandra Upegui enseña cómo diseñar introducciones que enganchan desde el primer minuto y cierres que inspiran, emocionan o invitan a actuar. Dos momentos clave que todo orador debe dominar si quiere marcar diferencia.

Conclusión

Hablar en público no se trata de perfección, sino de conexión. Los errores más comunes no se superan solo con teoría, sino con práctica consciente, entrenamiento progresivo y una mentalidad abierta al aprendizaje.

Reconocer estos errores —y trabajar activamente para evitarlos— es una señal de madurez como comunicador. Es entender que la oratoria no es un talento reservado para unos pocos, sino una habilidad que se cultiva con compromiso, autoconocimiento y herramientas adecuadas.

Si querés mejorar tu forma de comunicarte, reducir el miedo escénico, estructurar mejor tus ideas y ganar presencia al hablar, te invito a dar el primer paso con una formación que podés hacer a tu ritmo, desde casa, y con acompañamiento profesional.

📌 Leé la reseña completa del curso:
👉 Oratoria desde casa – Sandra Upegui

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